Aunque definirme como fotógrafo de naturaleza sería generalizar en exceso, la naturaleza es el meollo de mi obra.
Excursionista y escalador en mi adolescencia y juventud, viajero y ornitólogo desde hace más de doce años, la naturaleza y su infinita gama estética ha sido para mí una constante fuente de alegría y conocimientos.
Desde algo tan obvio como un volcán a lo apenas visible - por fugaz - como las formas de la espuma cuando rompe la ola, sea un paisaje que recuerda un hongo o un hongo con su propio paisaje, el mundo natural es una sinfonía ilimitada donde yo me siento a mis anchas desde que tengo recuerdo.
Otros temas los toco y los disfruto de manera alternada pero considero que este es la columna vertebral de mi sensibilidad estética.
Más allá de la foto que documenta un lugar o una planta, al investigar las formas reales (materia) y las aparentes (por ejemplo, los reflejos) llegas a ciertos niveles de abstracción que exceden el concepto popular de “fotografía de naturaleza”.